Martín García Óñez de Loyola

⚰ 1549-1598

Martín García Óñez de Loyola nació hacia 1549. Oriundo de la región guipuzcoana, era caballero de la Orden de Calatrava. En 1568, cuando ya detentaba el grado de capitán, llegó al Perú acompañado al virrey Francisco de Toledo. La fama, el prestigio y la riqueza le llegaron gracias a su actuación militar en contra de una sublevación indígena en 1572, por la cual se le premió con un repartimiento de indígenas y la designación como corregidor en varios pueblos del virreinato.
Óñez de Loyola contrajo matrimonio con Beatriz Clara Coya, indígena perteneciente a la familia real inca. La pareja sólo tuvo una hija, Ana María Óñez de Loyola, quien residió con su madre en Concepción desde 1593.
En 1592, el Virrey de Toledo lo nombró Gobernador de Paraguay, cargo que no asumió debido a su designación real para la gobernación de Chile en abril de ese mismo año. En septiembre siguiente Óñez arribó a Valparaíso. Murió en 1598, en el Desastre de Curalaba.

Índice
  1. Refuerzos desde Perú
  2. Corsarios
  3. Captura de Hawkins
  4. Ciudades y fuertes
  5. La última campaña
  6. El Desastre de Curalaba
  7. Fin de la Conquista

Refuerzos desde Perú

La Guerra de Arauco y la aparición de corsarios ingleses en las costas de Chile fueron las principales preocupaciones del nuevo Gobernador.
En abril de 1593, Óñez se reunió en la plaza de Arauco con los soldados de más experiencia para analizar el estado de la guerra, se preparó un informe escrito sobre la materia, e inició su primera campaña. Sólo con 200 hombres pudo mantener la paz en la zona de Arauco.
Sin embargo, el peligro de un alzamiento mayor por parte de los indígenas seguía presente y los recursos eran escasos. Por ello, se hacía necesario contar con más auxilios, fundamentalmente soldados.
Considerando esta situación, Óñez de Loyola envió, en febrero de 1593, a Miguel de Olavarría al Perú. En un extenso memorial que allí presentó a las autoridades, Olavarría resumió la compleja situación que vivía el Reino, destacando su pobreza, la falta de tropas para la guerra, las continuas epidemias y la deserción de los soldados, elementos que hacían parecer que la Conquista española había fracasado.
La remisión de los recursos fue aprobada, pero tardaron en llegar. Las autoridades, además, ordenaron a Óñez que no reclutara a los vecinos para la guerra, y que no les pidiese mayores aportes que los alimentos necesarios para la tropa.

Corsarios

Los viajes de Francis Drake y de otros navegantes ingleses estimularon la presencia de corsarios en los mares del sur.
Durante el gobierno de Óñez llegó a las costas chilenas - procedente del puerto de Plymouth y siguiendo la ruta del Estrecho de Magallanes-el inglés Richard Hawkins. En febrero de 1594 había entrado al Estrecho de Magallanes en su nave The Dainty, y el 24 de abril desembarcó en Valparaíso. La ciudad fue prácticamente tomada por el inglés, quien llevaba una tripulación de 75 hombres bien armados. Se apoderó de unas pequeñas naves que estaban en la bahía y de otra mayor, que venía desde Valdivia con una carga de oro en polvo y manzanas. Hawkins permaneció allí hasta el 2 de mayo, sin que nadie lo molestara. Antes de zarpar, cobró un rescate de 2.500 ducados por parte de las presas, es decir, de las naves capturadas.

Captura de Hawkins

Al conocerse en Santiago la noticia de las andanzas de Hawkins, se dispuso que en Valparaíso se preparase una embarcación, la que al mando del capitán Juan Martínez de Leiva, pudo adelantarse a la llegada del corsario inglés al Perú y puso sobre aviso al Virrey. Por su parte el Gobernador Óñez mando construir un fuerte en aquel puerto, iniciativa que, sin embargo, no se concretó.
La imprevisión de Hawkins permitió su captura en julio de 1594 en la Bahía de Atacames, en la costa ecuatoriana. Posteriormente fue remitido a España, donde cumplió su condena. El fracaso de la expedición de Hawkins detendría por un tiempo la navegación corsaria por estos mares.

Ciudades y fuertes

Las acciones de guerra iniciadas por Óñez de Loyola contra los indígenas contaron con un doble transfondo. Por un lado desde el Perú y desde España no podían enviarse hombres y, por otro, tanto los vecinos de Santiago, como los del Sur se rehusaban a prestar servicios militares.
No obstante la soledad del Gobernador, la paz aparente de Arauco le permitió realizar algunos avances. En mayo de 1594, estableció el fuerte de Santa Cruz con el objetivo de controlar la zona de Catirai y Mareguano. Este establecimiento fue posteriormente elevado al rango de ciudad (1595) dándosele el nombre de Santa Cruz de Óñez. A fines de 1594 fundó en la ribera norte del Biobío, el fuerte Jesús.

La última campaña

Con los nuevos contingentes llegados desde el Perú y las tropas con las que ya contaba, en enero de 1597 Óñez de Loyola inició una nueva campaña. Sin mucha resistencia pudo levantar un fuerte en Purén con el nombre de San Salvador de Coya. Los meses que siguieron a esta fundación fueron difíciles para sus habitantes debido a los ataques indígenas. A ello se sumó un invierno bastante lluvioso, que en Santiago provocó el desborde del Mapocho y en el Sur impidió la remisión de los recursos necesarios a los establecimientos españoles siempre en guerra. En el verano de 1597-1598 el Gobernador interrumpió las acciones bélicas.
La difícil situación que se vivía hacía presumir una tragedia. Estando Óñez en La Imperial fue informado de la muerte de dos españoles a manos de los indígenas, nuevamente alzados en armas.

El Desastre de Curalaba

EL Gobernador se puso en camino hacia Purén el 21 de diciembre de 1598 con 50 hombres. Al segundo día acampó en un sitio llamado Curalaba - que quiere decir la piedra partida - sin mayor cuidado. Los mapuche liderados por Pelantaru se enteraron de su llegada y esperaron la noche para atacarlo por sorpresa. Totalmente sorprendidos, los pocos soldados que se defendieron junto a Óñez resultaron muertos, suerte que también corrió el Gobernador.
El Desastre de Curalaba, como fue llamado por los españoles, además de causar la muerte del Gobernador - hecho que de por sí produjo gran impacto -, fue seguido por una sublevación general de los indígenas, que arrasaron con los poblados españoles situados más allá del Biobío.

Fin de la Conquista

Los mapuches cayeron sobre La Imperial, se sublevaron en Villarrica, obligaron a despoblar la ciudad de Santa Cruz y los fuertes aledaños, e intentaron caer sobre Concepción, donde fueron rechazados. Durante 1599, el levantamiento general se mantuvo. En la primavera asaltaron e incendiaron la ciudad de Chillán; en noviembre siguiente atacaron Valdivia y en enero de 1600 cayeron sobre Osorno.
La magnitud de levantamiento, la destrucción causada y las medidas que se tuvieron que adoptar, marcaron, en definitiva, el término de la Conquista de Chile. A excepción de Valdivia, ninguna de la ciudades y fuertes fundados más al sur del Biobío sobrevivió, y los españoles renunciaron a establecerse en aquella región. A principios del siglo siguiente, un nuevo Gobernador, Alonso de Ribera, lograría el establecimiento de una zona de frontera y la creación de un ejército permanente para custodiarla.

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